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Cómo cuidar la salud mental durante las vacaciones

10 consejos clave para impulsar nuestro bienestar
Ivan Ollé Llopis

Ivan Ollé Llopis

Psiquiatra infantojuvenil y psicoterapeuta. Coordinador CSMIJ Mataró - CSMIJ Ocata.
Consorci Sanitari del Maresme
Vacaciones

Las vacaciones pueden convertirse, si no andamos con cuidado, en una fuente de estrés adicional. Esto es así para todo el mundo, pero especialmente para las personas que tienen un trastorno mental. El hecho de romper nuestras rutinas puede provocar estrés, aburrimiento o sentirnos desbordados. La buena noticia es que hay algunas cosas que podemos hacer para facilitar que las vacaciones ayuden a impulsar nuestro bienestar emocional.

  1. Disfrutemos de nuestro tiempo libre. 
    Independientemente de dónde se desee viajar, todo el mundo desea tener tiempo para hacer todo lo que quiera durante las vacaciones. Pero, a veces, se programan tantas actividades que lejos de aligerar el estrés, acabamos añadiendo más. Por tanto, debemos permitirnos disfrutar de las pequeñas cosas (hijos, familia, amistades), desconectando del trabajo y las rutinas habituales.
    Se puede resumir perfectamente con el dolce far niente de los italianos, que se inclina por no hacer nada de lo que sea habitual. Invitémonos a desconectar de la tecnología, a no pensar en las preocupaciones del futuro o a descansar en general. La ciencia nos dice que desconectarnos de nuestras tareas habituales tiene muchos beneficios para la salud mental y física.
  2. Disfrutemos de un horario de sueño saludable. 
    Al no haber escuela, para los que tenemos hijos, hace que la noche se alargue. Esto no significa que no sea necesario un horario. Como padres y madres tenemos que intentar mantener un horario de sueño saludable y constante para nosotros y nuestros hijos, independientemente de nuestro horario laboral y escolar. Se recomienda dormir entre 8 y 10 horas de forma ininterrumpida ya que la higiene del sueño es un componente esencial de nuestra salud mental.
  3. Prioricemos el ejercicio. 
    El ejercicio regular es una parte importante de la salud y el bienestar mental. Durante los meses de verano es fácil quedarse en el sofá y mirar la última serie de televisión, pero una actividad sedentaria puede favorecer consecuencias negativas en nuestra salud física y mental. Por tanto, tenemos que conseguir dedicar entre 20 y 30 minutos cada día y nos sorprenderemos de los beneficios que sentimos. Gracias al ejercicio, se liberan hormonas naturales que nos hacen sentir mejor y nos dan un impulso positivo en nuestro bienestar. Nos ayuda a reducir el estrés y a reforzar nuestro sistema inmunitario.
  4. Comamos sano. 
    Los alimentos que comemos tienen una repercusión directa con la función cerebral y nuestro estado de ánimo. Las dietas ricas en azúcar refinado alteran la regulación de la insulina por parte del cuerpo y pueden provocar sensaciones de irritabilidad y malestar. Una dieta mediterránea, equilibrada en nutrientes y con las cinco ingestas diarias, alimentan el cerebro y favorecen nuestro bienestar general.
  5. Aprovechemos el tiempo en la naturaleza y al aire libre.
    Los estudios han demostrado que el contacto con la naturaleza reduce el estrés, la ansiedad y la depresión y nos proporciona sensaciones de calma y bienestar. Durante las vacaciones, es un momento ideal para practicarlo, visitando parques, jardines, bosques o cualquier sitio en el que podamos relacionarnos con el entorno natural.
    Sentir la arena bajo los pies, ver una puesta de sol o escuchar el silencio adentrados en un pinar nos recarga las pilas. Y no solo esto: el tiempo que pasamos al aire libre también puede ayudar a fomentar la conexión con nuestros compañeros de viaje, siempre que todo el mundo deje de lado los teléfonos móviles.
  6. Pongamos límites saludables. 
    Uno de los principales motivos por los cuales unas vacaciones pueden arruinarse es porque no ponemos límites. Tenemos que ser realistas sobre lo que podemos hacer y lo que no. Es momento de compartir tareas, aligerar las cargas y hacer participar a otras personas de las obligaciones cotidianas. Para hacerlo, necesitamos una comunicación respetuosa y abierta con la familia. Esto mejorará el funcionamiento familiar y reducirá la ansiedad y malestar durante las vacaciones.
  7. Tengamos tiempo para compartir. 
    Compartir el tiempo con las personas que escojamos nos dará la pausa necesaria y mejorará la calidad de nuestra salud mental. Hacer una caminata, salir a cenar con amistades, jugar a juegos de mesa o acudir a un acto cultural con tu grupo de amigos pueden ser momentos muy enriquecedores. No olvidemos que somos seres sociales que necesitamos compartir emociones y vivencias.
  8. Afrontemos nuestros sentimientos. 
    Con todo lo que estamos viviendo con la pandemia, es totalmente normal sentirnos un poco más emotivos. Es necesario que nos tomemos un poco de tiempo para hacer balance de nuestras emociones (ya sea tristeza, ansiedad, miedo o soledad) y, a continuación, empezar a abordarlas de la manera más eficiente. Estudios recientes han evidenciado que las personas que identifican sus emociones y toman medidas para procesarlas tienen niveles de estrés más bajos que quienes evitan identificar sus emociones. Por tanto, no intentemos pasarlas por alto ni ignorarlas por muy incómodas que sean.
    Comuniquémonos también abiertamente nuestros sentimientos con los hijos. Hablemos con ellos sobre cómo se sienten o qué les angustia. Estemos disponibles durante las vacaciones para que sepan que les podemos ayudar si lo necesitan. La confianza mutua se incrementará.
  9. Seamos agradecidos. 
    Agradezcamos el momento en que nos encontramos y agradezcamos las pequeñas cosas que hacen otras personas por nosotros. De esta manera incrementaremos las acciones y pensamientos positivos. Si nos presionamos comparándonos con la vida de los demás, a partir de las redes sociales o las series de ficción, hagámonos el favor de desconectar de estos hábitos adquiridos. Nos sentiremos más agradecidos por las cosas que tenemos y compartimos.
  10. Relajemos el cuerpo y la mente. Reservemos tiempo para nosotros mismos.
    La respiración profunda, el yoga o la meditación (mindfulness) pueden ser útiles durante los momentos en los que nos sentimos abrumados. Dedicarle 30 minutos puede hacer maravillas en nuestra salud mental durante las vacaciones. La relajación es cualquier proceso que reduce el impacto del estrés en la mente y el cuerpo. Las técnicas de relajación sencillas nos pueden ayudar a controlar el estrés. Quizás sea un buen momento para descargarnos una aplicación de mindfulness o practicar con lo que vemos en los vídeos de yoga. Asegurémonos de tomar un poco de «nosotros» cada día.