Mucha, sobre todo cuando ocurre en los tres primeros años de vida, que es cuando el vínculo se está formando. Cuando el trauma es interpersonal durante los primeros años de vida y protagonizado por los padres, altera profundamente el sistema vincular.
El trauma interpersonal puede aparecer por:
- Efecto directo: el cuidador es la fuente de violencia directa.
- Falta de disponibilidad de una figura de apego receptiva para consolar y regular el estrés de los eventos que evocan el miedo, que son parte diaria de la experiencia del niño o de la niña (Schuder and Lyons-Ruth, 2004).
El cuidador sirve como regulador de la homeóstasis interna (capacidad del organismo para mantener un equilibrio interno constante a pesar de los cambios en el entorno externo) del niño o niña en desarrollo.
La función regulatoria de la interacción del niño y el cuidador son un promotor esencial para asegurar el desarrollo y mantenimiento normal de las conexiones sinápticas durante el establecimiento de los circuitos funcionales del cerebro (Ziabreva et al, 2003); dicho de otra manera, las conexiones humanas permiten las conexiones cerebrales.
El TEPT complejo y el vínculo desorganizado son dos formas distintas de conceptualizar el desarrollo de una persona gravemente alterado por el impacto de conductas parentales de riesgo, ya sea por trauma directo como por negligencia. En ambos casos, la persona cuidadora, que agrede o que no puede responder a las necesidades primarias del bebé, no permite el establecimiento de un vínculo seguro, que es la base de la confianza básica y de la estabilidad emocional e interpersonal.