La cultura se entiende como ese todo complejo que abarca conocimientos, creencias, arte, moral, derecho, costumbres y todas las capacidades y hábitos adquiridos por el sujeto como miembro de la sociedad. Se transmite de generación en generación a través de un proceso denominado enculturación y no por mecanismos hereditarios. La sociedad comparte experiencias, memorias, valores y creencias como resultado de un proceso de enculturación común.

Aunque la depresión tiene una componente universal, algunos síntomas puden diferir entre las culturas. La cultura influye en la manera en que se expresan los síntomas y en cómo se comunican, en las decisiones sobre el tratamiento, en las interacciones entre los equipos médicos y las personas atendidas y en las prácticas profesionales. Por ello, es necesario desarrollar instrumentos y personalizar los tratamientos teniendo en cuenta los síntomas y factores propios de cada cultura.