La evaluación diagnóstica del autismo en niños y niñas
Resumen
La evaluación diagnóstica del trastorno del espectro del autismo (TEA) en niños y niñas es un proceso complejo y multifacético que requiere la colaboración de diversos profesionales de la salud y de la educación y de las familias. Este proceso es importante para identificar las necesidades específicas de cada persona y proporcionar intervenciones adecuadas. Los planes de tratamientos se deberán elaborar de manera personalizada, teniendo en cuenta las necesidades de apoyos específicos para cada caso.
¿En qué consiste la evaluación diagnóstica del autismo?
Si hablamos de un enfoque integral para la evaluación diagnóstica del autismo, debemos destacar los diferentes componentes e instrumentos utilizados en el proceso.
Evaluación inicial y observación clínica
La evaluación comienza con una observación detallada del comportamiento del niño o de la niña. Los padres y cuidadores juegan un papel crucial al proporcionar información sobre el desarrollo temprano y las conductas actuales del niño. Se recomienda realizar en primera instancia la evaluación ADI-R, que es una entrevista clínica que se lleva a cabo a los progenitores y que permite hacer una evaluación profunda en la que se exploran las tres grandes áreas de dificultad del espectro del autismo: el lenguaje/comunicación, las interacciones sociales recíprocas y las conductas e intereses restringidos, repetitivos y estereotipados.
A través de la entrevista ADI-R se explora el lenguaje, las interacciones sociales recíprocas y las conductas e intereses del niño a quien se está evaluando.
La información recogida se traslada a una planilla de algoritmos que orientan el diagnóstico y la evaluación de la situación actual del niño a quien se está evaluando. Es importante tener en cuenta que el diagnóstico de autismo se hace de manera retrospectiva, con lo cual la información que se obtenga de los diferentes estadios del desarrollo es clave para llegar a resultados válidos. Los familiares o tutores podrán proporcionar también información sobre el entorno escolar o sobre las actividades extracurriculares, a través de informes escritos de los diferentes ámbitos.
Entrevistas estructuradas
Se utiliza la evaluación ADI-R para realizar una entrevista exhaustiva a los padres. También se puede complementar con evaluaciones como el test Vineland, que nos permitirá obtener el resultado del nivel adaptativo en las diferentes esferas de la vida diaria.
Instrumentos de evaluación estandarizados
Existen varias herramientas estandarizadas para evaluar el autismo, siendo una de las más utilizadas el ADOS-2 (Escala de Observación para el Diagnóstico del Autismo-2). Se trata de un instrumento de observación semi estructurado que se realiza en personas con sospecha de encontrarse dentro del espectro del autismo. La prueba incluye diversas actividades que la evaluadora va presentando, con la finalidad de valorar los siguientes aspectos:
- La comunicación.
- El lenguaje.
- La interacción social recíproca.
- La comprensión socio emocional.
- La imaginación.
- La presencia de intereses y conductas repetitivas o estereotipadas u otras conductas anómalas.
Otras pruebas pueden incluir cuestionarios de comportamiento y escalas de desarrollo adaptativo. Dependiendo la edad del niño o de la niña, se pueden utilizar herramientas como el Bayley, que permite hacer una evaluación global del neurodesarrollo que observa el desarrollo cognitivo, funcional, lingüístico, la atención temprana y el desarrollo psicomotor en niños de 0 a 3 años. O, en el caso de la adultez y la adolescencia, se puede complementar con escalas que sirvan para evaluar posibles comorbilidades.
Evaluación neurocognitiva
Evaluaciones adicionales del desarrollo y pruebas cognitivas, como el WISC (Escala de Inteligencia para Niños de Wechsler) o el WAIS en la adolescencia y adultez ayudan a determinar las fortalezas y debilidades cognitivas de la persona. Estas evaluaciones son esenciales para diferenciar el autismo de otros trastornos del desarrollo y ayudan a construir un adecuado diagnóstico diferencial.
Evaluaciones médicas y genéticas
Se recomienda una evaluación médica completa para descartar condiciones médicas asociadas que puedan influir en el comportamiento de la persona. En algunos casos, se pueden realizar pruebas genéticas para identificar condiciones relacionadas con el TEA, como por ejemplo los casos con síndrome de Rett, entre otros.
Evaluación del lenguaje y de la comunicación
Los terapeutas del habla y lenguaje realizan evaluaciones detalladas para comprender las habilidades comunicativas, tanto verbales como no verbales. Esto puede incluir el uso de herramientas como el PLS-5 (Escala de Lenguaje Preescolar) o el CELF-5 (Evaluación Clínica de los Fundamentos del Lenguaje).
Evaluación psicológica y del comportamiento
Los psicólogos y psicólogas evalúan el comportamiento, la regulación emocional y las habilidades sociales. Se pueden administrar escalas del comportamiento y evaluaciones sobre teoría de la mente. También se puede administrar un perfil sensorial a cargo de terapeutas ocupacionales para evaluar posibles trastornos sensoriales.
La importancia de un diagnóstico temprano
La identificación temprana del autismo es crucial para iniciar intervenciones que pueden mejorar significativamente el desarrollo y la calidad de vida de los niños y niñas. Las intervenciones tempranas, como la terapia del habla, la terapia ocupacional y la terapia psicológica y psicopedagógica, pueden abordar las necesidades específicas y ayudar a desarrollar habilidades sociales, comunicativas y de comportamiento. El trabajo interdisciplinario y la comunicación entre el equipo de trabajo y la familia es clave para conseguir los objetivos propuestos en los tratamientos.
Desafíos en la evaluación diagnóstica
La evaluación de autismo presenta varios desafíos, incluyendo la variabilidad en la presentación de los síntomas y la superposición con otros trastornos del desarrollo. Además, las barreras culturales y lingüísticas pueden complicar el proceso de evaluación. Por ello, es esencial que los profesionales estén capacitados en enfoques culturalmente sensibles y adaptados a las necesidades individuales.
Un diagnóstico preciso y temprano permite la implementación de intervenciones efectivas, mejorando las perspectivas de desarrollo y calidad de vida de las personas con autismo,
El proceso de evaluación varía según la identificación de género de la persona o la edad, entre otros factores, y se requiere una formación específica para cada estadio del desarrollo. Conocer sobre las posibles comorbilidades como el TDAH, la epilepsia, la depresión, los trastornos alimentarios y los trastornos del lenguaje, entre otros, es importante para el diagnóstico diferencial. También hay que tener en cuenta que las mujeres, en el caso del autismo femenino, manifiestan indicadores diferentes a los que se solían tener en cuenta hasta hace algunos años atrás.
La evaluación diagnóstica del autismo, pues, es un proceso integral que requiere la colaboración de un equipo multidisciplinario. Un diagnóstico preciso y temprano permite la implementación de intervenciones efectivas, mejorando las perspectivas de desarrollo y calidad de vida de la persona con autismo. Pero es importante destacar que el diagnóstico del autismo es un diagnóstico primordialmente clínico y que este tipo de instrumentos utilizados, aunque importantes, no son infalibles ni son imprescindibles si el diagnóstico clínico está claro. Con todo, la persona evaluadora deberá contar con experiencia en el área y actualizar su formación de manera permanente para poder llevar a cabo estos procesos con profesionalidad y responsabilidad.
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