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El tratamiento de los TCA, un trabajo interdisciplinario

En la atención a los trastornos de conducta alimentaria es clave la atención especializada
Sònia Sarro Álvarez
Dra. Sonia Sarró Álvarez
Doctora en Medicina. Psiquiatra especializada en trastornos de la conducta alimentaria. Área de Salud Mental
Hospital Sant Joan de Déu Barcelona
Equip interdiscipinari

Cuando hablamos de trastornos de la conducta alimentaria (TCA) hay que remarcar siempre la importancia de la detección precoz. Cuanto antes se detecte y se empiece a tratar el trastorno, mejor será el pronóstico. Mientras que, cuanto más tiempo pase hasta que se empiece a intervenir y más tiempo de evolución lleve el TCA, las consecuencias físicas y mentales se complican y el pronóstico empeora. Así pues, es importante que, una vez detectado el problema, se pida ayuda profesional experta para abordarlo. Por este motivo, es la detección precoz es básica, así como tener un diagnóstico detallado.

Cuando se confirma el diagnóstico y la persona empieza a recibir el tratamiento, ésta y su familia se relacionarán con diferentes profesionales que, a pesar de tener competencias y funciones diferentes, son complementarios y necesarios en todo el proceso de recuperación.

La importancia de la intervención en equipo multidisciplinar

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) requieren, por su gravedad, ser tratados a través de un equipo interdisciplinario que tiene como objetivo la recuperación de la persona afectada en todos los aspectos que pueden verse afectados por este trastorno: la salud física, la salud psicológica, la relación con los demás, el correcto funcionamiento educativo o laboral, entre otros, así como el acompañamiento a la familia, especialmente importante cuando la persona afectada es joven.

El equipo interdisciplinario lo integran profesionales de diferentes ámbitos que trabajan de forma coordinada y con unos objetivos terapéuticos individualizados para cada persona. Habitualmente, lo forman profesionales de los ámbitos de la psiquiatría, psicología, enfermería, nutrición, otros médicos y médicas especialistas si es necesario, docencia, trabajo social, educación social y, a veces, otros terapeutas complementarios que realizan talleres específicos (por ejemplo de expresión plástica).

Las personas que reciben un tratamiento específico orientado a sus síntomas y por parte de un conjunto de profesionales expertos en su patología evolucionan mejor. Tienen más oportunidades de restablecerse y de mantener la mejoría. En definitiva, tienen un mejor pronóstico.

Estos equipos diseñan el tratamiento adaptándolo específicamente al trastorno, en lugar de utilizar técnicas más generales, y adecuado al momento evolutivo concreto en que se encuentre la persona. Como ejemplo, los profesionales de nutrición diseñan la dieta en función del estado físico (grado de desnutrición o sobrepeso, carencias dietéticas) y mental, coordinándose con los profesionales de psiquiatría, psicología y enfermería. Del mismo modo que se estructura la terapia de forma gradual, o se pauta o no medicación según el momento sintomático más o menos agudo.

La poca motivación de la persona afectada

Uno de los elementos propios de los trastornos de la conducta alimentaria y con el que deben luchar tanto los equipos profesionales como las familias durante el tratamiento es la baja consciencia del problema y la poca motivación para realizar cambios de la persona afectada. Este hecho es muy habitual en los TCA y se presenta en muchos casos, sobre todo al principio, cuando la persona está más enganchada a las conductas sintomáticas y el pensamiento es más obsesivo y restringido. Este elemento puede hacer que la persona no reconozca ni la necesidad ni la eficacia del tratamiento, pero hay que persistir y luchar para que la acepte, a la vez que debemos mostrar comprensión y firmeza.

En estos casos, la familia tiene un papel muy importante en ayudar a la persona a tomar consciencia del problema y aceptar la ayuda de los profesionales. Se recomienda no caer en argumentos racionales, ya que es muy probable que la persona con TCA no se muestre receptiva a esta argumentación o intente contrarrestarla con el objetivo de mantener las conductas que la tienen enganchada. La mejor estrategia es mantenerse firmes, respecto a las pautas e intentar acercarse desde la parte emocional (cómo se siente, qué le preocupa…), a pesar de que se muestre arisca, hacerle saber que estamos allí, mostrarle afecto y tener paciencia (mucha paciencia) y no rendirse. Más adelante, cuando el afectado se encuentre mejor y pueda ver el momento álgido de la sintomatología en perspectiva, podrá reconocer y agradecer el apoyo de la familia. Y siempre preguntar por las dudas a los diferentes profesionales del equipo.

Este contenido no sustituye la labor de los equipos profesionales de la salud. Si piensas que necesitas ayuda, consulta con tu profesional de referencia.
Publicación: 24 de Enero de 2022
Última modificación: 24 de Enero de 2022
Sònia Sarro Álvarez

Dra. Sonia Sarró Álvarez

Doctora en Medicina. Psiquiatra especializada en trastornos de la conducta alimentaria. Área de Salud Mental
Hospital Sant Joan de Déu Barcelona