Seis retos pendientes en el abordaje de la salud mental con mirada de género
Resumen
#InvertirEnMujeres es el concepto central en torno al cual gira el Día Internacional de la Mujer 2024. Invertir en mujeres significa invertir en su progreso tanto social como económico; en medidas que palien la desigualdad social y que impacten positivamente en su salud mental; en poner mirada de género en las políticas públicas para lograr una sociedad más equitativa.
También significa impulsar una nueva organización social de los cuidados que implique una responsabilidad verdaderamente compartida, con cargas de cuidado justas y redistribución de los tiempos, los recursos, el poder y el trabajo. En definitiva, supone una revolución ética y de modelo social indispensable para alcanzar la igualdad de género y un futuro más sostenible, inclusivo y productivo.
En el camino hacia este nuevo modelo, se hace imprescindible abordar la salud mental y su tratamiento e investigación poniendo en el centro a las personas afectadas y sus derechos y el modelo de recuperación y, también, incorporando de forma explícita la mirada de género.
En palabras de la Dra. Judith Usall, coordinadora del grupo Etiopatogenia y Tratamiento de los Trastornos Mentales Graves (MERITT) del Parc Sanitari Sant Joan de Déu y coordinadora el Grupo de Trabajo e Investigación en Mujer y Salud Mental de la Societat Catalana de Psiquiatria i Salut Mental (SCPSM), el hecho de que históricamente se haya considerado al hombre como referente universal ha provocado una invisibilización de las mujeres: «esta desigualdad social coloca a la mujer en una posición de riesgo de tener más problemas de salud mental. Por ello, incorporar la perspectiva de género en la salud pública implica abordar la influencia de los factores sociales, culturales – que son cuestionables y modificables- y biológicos en los resultados sanitarios para mejorar, así, la eficiencia, la cobertura y la equidad de los programas de salud».
Con este punto de partida, la Xarxa TECSAM, la red catalana R+D+i que aglutina 57 grupos de investigación especializados en salud mental y tecnología, organizó en 2023 un taller participativo con 36 mujeres con problemas de salud mental.
El objetivo fue conocer los retos tanto personales como sociales a los que se enfrentan en su día a día a través de un ejercicio de cocreación.
Los resultados de esta experiencia arrojan información relevante, con potencial para orientar la investigación en salud mental, la asistencia social y de salud o el diseño de programas con mirada de género en el ámbito de la salud mental.
Las principales conclusiones de la sesión se condensaron en seis grandes retos que detallamos a continuación.
Seis retos pendientes en salud mental y mujer
Ser escuchadas
Las mujeres con problemas de salud mental piden que se tengan en cuenta sus preocupaciones y necesidades. Desean una atención más personalizada y un trato más humano y empático. Se verbaliza así mismo la disconformidad con el funcionamiento del sistema de salud y social.
Entre estas preocupaciones está, por ejemplo, la necesidad de una atención directa a los efectos secundarios de la medicación, tanto físicos (agotamiento, aumento de peso, pérdida de pelo, cambios en la sexualidad, etc.) como psicoemocionales (problemas de concentración y memoria, pérdida de capacidad cognitiva, apatía, inestabilidad).
Refuerzo a la autoestima
Necesitan herramientas para trabajar la autoestima, tanto para lidiar con cuestiones físicas como emocionales, relacionadas con el estigma y el autoestigma, así como la falta de comprensión del entorno.
El impacto en la autoimagen y la autoestima es una preocupación muy presente por aspectos como el aumento de peso relacionado con la medicación psiquiátrica- que conlleva un juicio social, incluso por parte de profesionales de la salud - y la ausencia de programas de ejercicio físico.
Preocupa también el impacto sobre las relaciones personales y en comunidad, con situaciones de aislamiento y soledad no deseada o una peor calidad o ausencia de relaciones íntimas.
Romper con el estigma y la discriminación
El estigma asociado a la salud mental y las mujeres genera sentimientos de incomprensión, discriminación, soledad y aislamiento. A los estigmas existentes en salud mental se les suman los derivados de su condición de mujer cuando son catalogadas de «histéricas», «emocionales» o «menopáusicas».
Este estigma está presente incluso en el propio núcleo familiar, en el que hacen notar la falta de comprensión, la infantilización, el rechazo del entorno cercano o la falta de credibilidad, entre otras consecuencias.
El estigma está presente en todo lo que rodea la maternidad: frecuentemente no se las considera aptas para ser madres, pero paradójicamente sí que se les presupone capacidad y disponibilidad para los cuidados. Además, apuntan que existen numerosas barreras (sociales, médicas) que les dificultan el rol de madres.
En el ámbito laboral, se identifican numerosos retos relacionados con las dificultades para la inserción laboral (discriminación, inestabilidad, poca adaptabilidad de los puestos de trabajo), la gestión de las bajas médicas (privacidad, poca comprensión), las dificultades para encontrar trabajo remunerado y el estigma en el lugar de trabajo.
Más recursos y más apoyo de profesionales
Se alude a la falta de profesionales, especialmente en las áreas rurales, y de recursos educativos. Se reclama un mejor y mayor acceso a la información, espacios de aprendizaje y contención, y una mejora generalizada de los servicios de atención de salud y sociales.
Destacan los aspectos relacionados con la falta de recursos, el trato recibido por parte de profesionales (que reproducen los estigmas relacionados con la salud mujer y la salud mental), la vulneración de derechos, las deficiencias en la atención en salud reproductiva y las dificultades económicas y el mayor impacto que tiene en las mujeres por la desigualdad social.
Impacto de los estereotipos de género
Los estereotipos de género golpean con más fuerza aún a las mujeres con problemas de salud mental. Es especialmente dolorosa la gran exigencia de implicarse en el rol de cuidadora cuando no pueden a causa de su salud, y como ello les genera una gran culpabilidad.
Violencia de género
Las mujeres con problemas de salud mental identifican la violencia de género como una lacra a la que se ven especialmente expuestas, y demandan una investigación dedicada al vínculo existente entre la salud mental y la violencia de género. Además, se sienten más vulnerables de sufrir esta violencia y, cuando ocurre, se les invisibiliza como víctimas por el hecho de tener un problema de salud mental.
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