Lucha contra el estigma de la salud mental en el lugar de trabajo

La estigmatización es una de las preocupaciones más importantes en materia de salud mental, y deberíamos considerarla una crisis sanitaria. Las personas que tienen trastornos de salud mental sufren estigmatización debido a su diagnóstico y con frecuencia describen los efectos del estigma como peores que los del propio trastorno (Vigo, D, 2016).

La estigmatización y la discriminación pueden provocar desventajas en muchos aspectos de la vida, como en las relaciones personales, la educación y el trabajo (Thornicroft, G. et al., 2016). Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el estigma es una de las principales causas de discriminación y exclusión. Dificulta la prevención de los trastornos de salud mental, la promoción del bienestar mental y la prestación de tratamiento y atención. Además, afecta a la autoestima de las personas, perturba las relaciones familiares y limita su capacidad para socializar y obtener empleo.

Las personas que sufren estigmatización y discriminación tienen más probabilidades de experimentar lo indicado a continuación (adaptado de Very well Mind, 2020):

• Reticencia a buscar tratamiento
• Retraso en el tratamiento
• Rechazo, distanciamiento y aislamiento social
• Peor bienestar psicológico
• Falta de entendimiento entre amigos y familiares
• Acoso, violencia o intimidación
• Mala calidad de vida y mayor carga socioeconómica
• Aumento de los sentimientos de vergüenza y duda de sí mismo

Podemos describir el estigma de la salud mental como la deshonra, la desaprobación o el descrédito sociales de las personas que tienen un problema de salud mental (Subu, M. A., et al., 2021). Existen varias definiciones y modelos de estigma, ya que la investigación sobre el tema ha aumentado en las últimas décadas.

Según Corrigan, P. W. et al. (2012), el estigma incluye los estereotipos (creencias negativas sobre los grupos estigmatizados), el prejuicio (aprobación de los estereotipos que conduce a respuestas emocionales) y la discriminación (el resultado conductual del prejuicio, como, por ejemplo, la exclusión de oportunidades sociales). Link y Phelan (2001) describen el estigma como la concurrencia del etiquetamiento, la separación («nosotros» de «ellos»), la conciencia de los estereotipos, la aprobación de estereotipos, los prejuicios y la discriminación en un contexto en el que el poder social, económico o político se ejerce en detrimento de los miembros de un grupo social.

Tipos de estigma

Además, podemos hablar de diferentes tipos de estigma:

• El estigma público implica las actitudes negativas que los demás tienen sobre los problemas de salud mental. Por ejemplo, la creencia de que las personas con problemas de salud mental son más peligrosas o que la causa de los trastornos mentales son los «malos genes».
• El autoestigma se produce cuando las personas con trastornos mentales aceptan estereotipos, aprueban las creencias prejuiciosas y pierden autoestima y autoeficacia.
• El estigma estructural (incluido el estigma laboral) es más sistémico. Se refiere a las políticas que limitan las oportunidades de las personas con problemas de salud mental, como el acceso limitado al trabajo o la pérdida de oportunidades de ascenso.

Según Corrigan, P. W. et al. (2014), el estigma interfiere en las decisiones y conductas de búsqueda de cuidados personales, especialmente cuando el estigma público provoca que se evite el etiquetamiento. Las personas intentan evitar la injusta pérdida de oportunidades derivada del etiquetamiento estigmatizador (por ejemplo, cuando no acuden a profesionales de la salud mental porque se los asocia con prejuicios).

La siguiente matriz ilustra los diferentes componentes del estigma y cómo este puede afectar a la persona con problemas de salud mental:

El trabajo, el ámbito donde el estigma tiene un impacto más significativo

Según el Informe de referencia en materia de salud mental (2017) de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la estigmatización y la discriminación figuran entre los retos más importantes en materia de salud mental. Además, aunque son varios los trastornos que provocan estigmatización y discriminación, los trastornos mentales ocupan el segundo lugar después del VIH (virus de inmunodeficiencia humana) y el SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).

• Aunque el estigma de la salud mental afecta a muchos aspectos de la vida de una persona, es en el trabajo donde tiene un impacto más significativo y se experimenta en todos los aspectos del proceso de empleo.
• Muchos empresarios creen que las personas con problemas de salud mental son peores en su trabajo o incompetentes.
• En comparación con los empleados físicamente enfermos, los trabajadores que se reincorporan al trabajo tras una baja por problemas de salud mental tienen más probabilidades de ser interrogados, degradados o supervisados, o incluso despedidos.

Según informa la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), en una encuesta nacional reciente (Comunicado de prensa de la APA, 2019), aproximadamente la mitad de los empleados temían hablar de problemas de salud mental en el trabajo. Además, a más de uno de cada tres le inquietaban las consecuencias de buscar atención sanitaria mental, entre las cuales figuraba el despido.

Es fundamental luchar contra la estigmatización y sensibilizar sobre la salud mental en el lugar de trabajo. Los empresarios deben reconocer la importancia de abordar el estigma en torno a la salud mental y poner en marcha campañas de sensibilización y contra el estigma.

Estrategias para reducir el estigma

La APA sugiere diferentes estrategias para reducir el estigma de la salud mental, tanto a nivel individual como de organización. En primer lugar, seguir las recomendaciones de la Alianza Nacional de Enfermedades Mentales (NAMI) para hacer frente al estigma como individuos:

• Hablar abiertamente de salud mental.
• Educarse a sí mismo y a los demás.
• Ser consciente del lenguaje.
• Fomentar la igualdad entre enfermedades físicas y los trastornos de salud mentales.
• Mostrar compasión.
• Elegir el empoderamiento en lugar de la vergüenza.
• Hablar con franqueza sobre el tratamiento.
• Avisar a los medios de comunicación cuando estigmatizan.
• No autoestigmatizarse.

En segundo lugar, los empresarios y las organizaciones pueden recurrir a The Working Well Toolkit (APA Center for Workplace Mental Health, 2016), que ofrece a los profesionales de recursos humanos y a los líderes empresariales estrategias para abordar el estigma, entre otros recursos. Por ejemplo:

• Adaptar los programas y enfoques a la cultura y los puntos fuertes de la empresa.
• Mencionar el compromiso de liderar un lugar de trabajo conductualmente saludable cada vez que se hable del compromiso de la organización con su cultura general de salud, la captación y retención del mejor talento, y la valoración de los empleados.
• Ayudar a los directivos a identificar el malestar emocional y remitirlos a recursos de salud mental.
• Proporcionar un tiempo de vacaciones adecuado.
• Establecer un modelo de conciliación de la vida laboral y familiar. Prestar atención a la carga de trabajo.
• Formar a los gerentes/directivos para que respondan adecuadamente y comprendan su papel de apoyo a los empleados.

El Toolkit también describe diferentes programas que los empresarios pueden implementar para reducir el estigma e iniciar una conversación sobre salud mental.

Por otra parte, la Red Mundial de Empresas y Discapacidad de la OIT (Salud mental en el trabajo recursos) también ofrece recursos que los empresarios pueden utilizar para combatir el estigma y sensibilizar sobre la salud mental.

Artículo cedido por Empower. Autoría Kerry Rodríguez McGreevy