Aunque en la mayoría de los casos la persona que llama acostumbra a necesitar a alguien que la escuche, el protocolo es el mismo para todas las llamadas y hay que valorar, en primer lugar, el riesgo de suicidio. Si hay riesgo, Marta tiene que contactar inmediatamente con el equipo de apoyo de emergencias, que hace de enlace entre las personas orientadoras y los servicios de emergencia.
Entra una llamada de riesgo; mientras Marta se comunica por mensajería con el equipo de apoyo, tiene que mantener el contacto telefónico con esta persona, sostenerla, apartarla de cualquier objeto que tenga al alcance con el que se pueda hacer daño, distraerla e intentar encontrarle los puntos positivos, acompañarla, hacerle de apoyo, darle las razones para seguir viviendo...