Un espacio educativo para jóvenes con dificultades de adaptación

Las Unidades de Escolarización Compartida (UEC) son espacios educativos donde garantizar la atención necesaria al alumnado con necesidades educativas especiales derivadas de la inadaptación al medio escolar. Un lugar mágico donde cada día tenemos  la oportunidad de crecer y aprender cosas nuevas.

Aquí compartimos vivencias, preguntas, reflexiones y experiencias de lunes a viernes con 18 alumnos. La UEC es una aventura diaria donde, con acogida incondicional, escucha, paciencia y mucho sentido del humor, intentamos generar un montón de espacios de aprendizaje con metodologías diversas y grupos reducidos para que todo el mundo pueda avanzar a su ritmo, madurar, hacerse mayor, y recuperar la motivación por el saber.

A la UEC llegan chicos y chicas derivados de sus institutos, con bagajes en la mochila algo complejos y no muy satisfactorios para su proceso personal. Los motivos de las derivaciones pueden ser muchos (falta de asistencia, no poder seguir el ritmo de la clase, actitudes disruptivas), pero el momento vital entre 14 y 16 años, es el mismo para todos: la adolescencia, un momento importantísimo en la construcción identitaria, donde los adultos muchas veces dejan de ser figuras de referencia y es en este preciso momento cuando han de marchar de su instituto para ir a la UEC.

Intentamos generar un espacio acogedor emocionalmente, pero a la vez es cierto que existe una complejidad muy grande en la relación entre iguales.

El ámbito práctico está mucho más presente (talleres manipulativos y experienciales), las clases magistrales se dejan a un lado para compartir saberes y poder transferirlos a la vida diaria.

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Uno de los principales encargos que tenemos por parte de la administración es transmitir conocimientos y hacer una adaptación curricular de las competencias y contenidos de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Pero, en la UEC, para poder hacerlo, hay que poner el énfasis en las acciones educativas que interpelan directamente a las personas, acciones educativas restauradoras, empoderadoras, orientadas a formar mejores personas, ciudadanos, vecinos y vecinas, personas con valores.

Trabajamos el espíritu crítico, la sensibilidad, el respeto a los otros... Esto no es siempre fácil. De hecho, nunca lo es, teniendo en cuenta que hay muchos jóvenes que llegan en situaciones de conflictividad y vulnerabilidad complejas. Pero las UEC somos como «laboratorios pedagógicos» donde los alumnos pueden aprender de múltiples maneras. Llevamos la gamificación al aula, trabajamos por proyectos y por retos, nuestros talleres prácticos, los más profesionalizadores están basados en metodología APS (aprendizaje servicio), hacemos autoevaluación asamblearia, consideramos la calle como espacio educativo en medio abierto.

No existe un lugar perfecto, pero para aquellos que han salido rebotados del sistema reglado es una alternativa de calidad para poder ayudar y acompañar a chicos y chicas que buscan crear su camino y encontrar las condiciones y motivaciones necesarias para formarse y aprender.

Cómo dice una gran amiga, Xus Martín, en su libro «Educarse es de valientes», las UEC están llenas de personas valientes, educadores y jóvenes que crecen y hacen avanzan juntos.