Es cierto que se cree que la depresión en personas mayores está infradiagnosticada (sobre todo teniendo en cuenta que se estima que casi un 40% de personas mayores pueden presentar síntomas depresivos).
La familia debe mostrar apoyo y comprensión. De entrada, debe intentar evitarse banalizar el problema. Con las ganas de ayudar se puede perjudicar con expresiones como «esto no es nada» o «lo que tienes que hacer es animarte».
En primer lugar, lo más importante es explicar a la persona que sabemos lo que le pasa y que entendemos el sufrimiento que padece. Este primer paso de empatía resulta fundamental para poder ayudar.
Algunas personas mejoran sin haber recibido ayuda, pero el proceso puede alargarse más de seis meses. Si una persona necesita tratamiento y no acceda a él, puede que la depresión empeore o que se haga crónica.
Los amigos forman parte de la red social de apoyo para la persona que tiene una depresión. Su ayuda será muy importante, puesto que pueden aportar acompañamiento emocional y presencial en todo el proceso.