Mejorar la cognición social tras un episodio psicótico
Resumen
Las personas que tienen un trastorno psicótico pueden presentar dificultades en las relaciones sociales, lo que puede generar un malestar significativo. La capacidad para comprender emociones de otras personas o responder de forma adecuada ante algunas situaciones sociales pueden verse alteradas e interferir de manera negativa en el proceso de recuperación.
Las alteraciones en el funcionamiento cognitivo (como la atención, la memoria o la concentración) puede ser uno de los síntomas que presentan las personas afectadas por un trastorno psicótico, especialmente aquellas diagnosticadas de esquizofrenia. La funcionalidad y recuperación de estas personas puede verse influida por estos déficits, por lo que dentro de los programas de rehabilitación se incluyen intervenciones específicas para el abordaje de estas áreas.
En los últimos años ha crecido el interés por algunos aspectos que se ha detectado que pueden estar alterados en personas que tienen psicosis y que interfieren en las interacciones humanas. Dentro de estos elementos se encuentra la cognición social, la neurocognición y la metacognición. La relevancia del estudio de estos factores reside en que la calidad de vida y la presentación de algunos síntomas podría verse influida por la alteración en estas áreas, por lo que tener presentes estos déficits y potenciar su tratamiento debe ser una necesidad para favorecer la recuperación.
¿Qué entendemos por cognición social?
Existen diversas definiciones sobre el concepto de cognición social. Algunos autores la describen como el conjunto de procesos cognitivos implicados en cómo la gente piensa sobre sí misma, sobre otras personas, sobre situaciones sociales y sobre las interacciones.
Dentro de este constructo se diferencian cuatro elementos: el procesamiento emocional, la teoría de la mente, la percepción social y el estilo atribucional.
Procesamiento emocional
Hace referencia a la percepción y utilización de las emociones, lo que implica la habilidad para detectar las emociones a través de las caras, la entonación o el movimiento.
Se han definido seis emociones básicas: alegría, tristeza, enfado, miedo, asco y sorpresa. Estas son consideradas emociones universales que todo el mundo puede sentir y reconocer.
Las personas con psicosis pueden tener alterada la capacidad para comprender emociones de otras personas o responder de forma adecuada ante algunas situaciones sociales.
Las personas con psicosis pueden tener más dificultades para reconocer y entender las expresiones faciales de otros, especialmente emociones negativas como el miedo o el asco. También el reconocimiento de expresiones faciales neutras podría ser identificado de forma equivocada como una emoción negativa. Además de la alteración en el reconocimiento de emociones, puede alterarse la expresión de algunas de ellas.
Teoría de la mente
Se describe como la habilidad para deducir las intenciones, creencias o puntos de vista de otras personas. Dentro de este concepto se incluiría la comprensión del lenguaje figurativo como las metáforas, las ironías o las bromas.
Existen diversos estudios que reflejan que personas con psicosis tendrían más dificultad en la capacidad para deducir los estados mentales de otras personas o para atribuirse ellos mismos los estados mentales.
Estilo atribucional
Este término hace referencia a las explicaciones que cada persona da a la causa de una situación.
En personas con psicosis se ha observado una tendencia a realizar atribuciones externas personales (esto es, atribuir la causa de los sucesos que ocurren a otra persona) en lugar de a factores situacionales.
Otro sesgo habitual en personas con psicosis es la tendencia al salto a conclusiones o el hecho de llegar a conclusiones sin tener suficiente evidencia sobre lo ocurrido, lo que puede generar malos entendidos o una mayor desconfianza.
Percepción social
Se definiría como el conjunto de papeles y reglas sociales que las personas deben manejar en diferentes contextos sociales. Las normas sociales son normas culturales, conocidas y aceptadas por todos, que nos permiten una adecuada relación y convivencia con los demás. Esto incluiría desde la higiene personal hasta la adecuada conducta ante una situación como ir a un restaurante o al cine.
Algunas personas con psicosis pueden mostrar menor capacidad para comprender la información del contexto o normas abstractas, lo que dificulta percibir los estímulos sociales más relevantes, prestando más atención a aspectos menos pertinentes.
Mejorar la cognición social tras un episodio psicótico
Diversos estudios hacen referencia a la presencia de déficits en cognición social en personas que han tenido un primer episodio psicótico. Se han detectado especialmente alteraciones en la capacidad para identificar algunas emociones como la tristeza o el miedo, así como una mayor percepción de hostilidad ante situaciones ambiguas. Aunque en menor medida, también se han descrito dificultades en el reconocimiento emocional en personas con estados mentales de alto riesgo o en riesgo de tener una psicosis. Este hecho hace pensar que las alteraciones en cognición social no sean una consecuencia del trastorno sino un rasgo existente de manera previa al inicio de una psicosis.
Existen intervenciones para potenciar la comprensión de emociones básicas, el análisis de situaciones sociales y la tolerancia a la ambigüedad.
En los últimos años se han desarrollado algunos protocolos que permiten la realización de intervenciones para potenciar especialmente déficits en reconocimiento emocional que pueden incluirse dentro de los programas de rehabilitación. Entre estos, se incluye un entrenamiento en comprensión de emociones básicas, análisis de situaciones sociales, tolerancia a la ambigüedad o reflexiones sobre el propio estilo de atribución.
Además de los programas de intervención específicos, deben tenerse en cuenta otras estrategias que permitan potenciar nuestra capacidad para mejorar estos procesos:
- Mejorar nuestro conocimiento sobre emociones, su reconocimiento, utilidad e interacción con las relaciones sociales.
- Poder compartir percepciones emocionales con personas de confianza.
- Facilitar la flexibilidad cognitiva mediante el análisis de situaciones desde diferentes puntos de vista.
- Favorecer la reflexión sobre la diferencia entre los hechos objetivos y las suposiciones que podemos estar realizando ante una situación.
- Exponerse de forma gradual a situaciones sociales con un progresivo incremento de complejidad para poder mejorar habilidades sociales y autoconfianza.
- Practicar estrategias de mindfulness para mejorar la conciencia de señales sociales.
A pesar del creciente interés en este campo, quedan numerosas preguntas por responder sobre el origen de estos déficits y su relación con los déficits neurocognitivos y de metacognición, siendo un punto de interesante investigación para los próximos años.
Sí parece destacable la necesidad de intervenir ante la detección de alteraciones significativas en cognición social de cara a favorecer una adecuada recuperación que permita una vida social satisfactoria.
Teléfono de la Esperanza 93 414 48 48
Si sufres de soledad o pasas por un momento dífícil, llámanos.